
El Real Colegio de Oftalmólogos de Tailandia ha publicado una guía de salud pública sobre seis tipos de emergencias oculares causadas por accidentes. La información está destinada a la concienciación general y no puede reemplazar el consejo médico individual; cualquier persona con síntomas debe consultar a un oftalmólogo sin demora.
El Real Colegio de Oftalmólogos de Tailandia ha publicado directrices de salud pública sobre seis tipos de emergencias oculares causadas por accidentes. La información está destinada a la concienciación general y no puede sustituir el consejo médico individual; cualquier persona con síntomas debe consultar a un oftalmólogo de inmediato.
1. Ruptura del Globo Ocular o Cuerpo Extraño Penetrante
Un trauma severo o objetos punzantes pueden provocar la ruptura del globo ocular o alojar material extraño en su interior. El resultado depende de la profundidad y localización de la herida, la visión inicial en el hospital, el tipo de material involucrado y la rapidez con que se realice la cirugía. La reparación quirúrgica temprana dentro de las 12 a 24 horas mejora considerablemente las posibilidades de recuperación y reduce las complicaciones como infecciones, desprendimiento de retina o atrofia ocular a largo plazo.
No presione ni frote el ojo, no extraiga objetos ni haga esfuerzos (toser, estornudar, pujar). Proteja el ojo con una taza limpia o un protector ocular y acuda al hospital de inmediato.
Signos de advertencia: pérdida súbita de visión, herida ocular abierta, pupila irregular o desplazada, inflamación o sangrado de la conjuntiva, tejido que sobresale de la herida, sangrado interno o baja presión ocular.
2. Químico en el Ojo
La exposición a productos químicos puede dañar los tejidos oculares. El tratamiento en el hospital incluye colirios antibióticos y antiinflamatorios, alivio del dolor y medicamentos para reducir la presión intraocular. Los casos graves pueden requerir cirugía, como cierre de párpados, trasplante de membrana amniótica o de córnea.
3. Hemorragia Retrobulbar (Sangrado Detrás del Ojo)
Un golpe fuerte en la cara o algunas complicaciones postoperatorias pueden causar sangrado rápido detrás del ojo, aumentando la presión orbital y amenazando la visión.
Síntomas: protrusión ocular repentina, dolor intenso, pérdida súbita de visión, ojo inmóvil o pupila fija y dilatada.
Primeros auxilios: no presione ni masajee el ojo, aplique una compresa fría ligera, mantenga la cabeza elevada y acuda a un hospital dentro de los 60-90 minutos.
4. Desgarro del Conducto Lacrimal (Lesión del Conducto Lacrimal)
Un trauma agudo cerca del ángulo interno del ojo —por uñas, mordeduras de animales o caídas— puede desgarrar el conducto lacrimal que drena las lágrimas hacia la nariz. Limpie la herida con suavidad usando agua estéril o solución salina, evite frotar y consulte con un oftalmólogo dentro de 24-48 horas para prevenir el desgarro permanente.
5. Lesión Traumática del Nervio Óptico
El trauma en la cabeza o la cara por caídas, choques o golpes fuertes puede lesionar el nervio óptico, interrumpiendo las señales entre el ojo y el cerebro.
Síntomas: pérdida o reducción inmediata de la visión, visión tenue o sombreada, manchas ciegas, mala reacción de la pupila a la luz o dolor en el área ocular.
Limite el movimiento de la cabeza y busque atención en un hospital equipado con imágenes por TC o RM.
6. Fractura del Suelo Orbital (Fractura por Estallido)
Un golpe, impacto de una pelota o colisión pueden fracturar el hueso delgado bajo el ojo, provocando que el ojo se hunda o atrapando los músculos oculares.
Síntomas: hinchazón, hematomas, ojo hundido, visión doble (especialmente al mirar hacia arriba), restricción del movimiento ocular, entumecimiento bajo el ojo o mejilla, y en niños, náuseas o vómitos. Evite sonarse la nariz con fuerza, aplique una compresa fría ligera, mantenga la cabeza elevada y realice una tomografía computarizada.
Cuándo Consultar a un Médico
Cualquier lesión ocular debe tomarse en serio, incluso si parece menor o no muestra sangrado. Busque atención médica inmediata si experimenta: pérdida repentina de visión o visión borrosa, visión doble, dolor ocular severo, ojo inmóvil, lagrimeo excesivo, protrusión, hinchazón o un ojo hundido. La atención oportuna reduce significativamente el riesgo de ceguera permanente.
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